Irremediable
Recuerdas aquellos tiempos de la niñez cuando sólo te preocupaba jugar?
Posiblemente tuviste alguna mascota o al menos algún animal a tu alcance.
De aquellas épocas recuerdo un comportamiento que sigue repitiéndose para demostrar lo boba que puede ser la esperanza.
La imagen que viene a mi mente está relacionada con las pobres mascotas domésticas, aquellas que casi logran expresar humanidad y que finalmente como todo en la creación, tienen una vida finita y por lo general bastante corta.
Cuando el animalito finalmente llegaba al final de sus días, el pequeño infante tenía ante si una criatura sin mayor actividad que un muy leve movimiento, casi un temblor...
Lo que sigue me deja intrigado. Estando el animal incapacitado para moverse usualmente es colocado en alguna superficie suave, posteriormente se le envuelve en alguna especie de cobija que terminará convirtiéndose en mortaja. Y ahora mi parte favorita.
El pequeño coloca al alcance de su fiel amigo alimento y agua con la esperanza de que al ingerirlos pueda revertirse el destino.
Que yo sepa nunca ha funcionado, pero el instinto así lo dicta, aún en niños muy pequeños y estos siempre aprenden de la manera difícil que hay cosas que ni la comida o el calor de hogar pueden remediar.
Las viandas para el enfermo se convierten inevitablemente en ofrenda y equipaje para la jornada al Valhalla de las mascotas.
Desafortunadamente existen cosas imposibles de solucionar únicamente con dinero, mucho menos con agua y pedacitos de pan, pero como ya dije...
Siempre queda una esperanza.
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