Cuento de navidad
Había una vez una hermosa princesa que habitaba un hermoso palacio en un reino casi hermoso. Casi, pues alrededor del castillo vivía algo de gente pobre que no hacía juego con la decoración.
El rey quería remover aquella manchita que afeaba el paisaje, pero sabía que si los desterraba, no habría quién se hiciera cargo de las faenas del reino. Entonces la princesa le informó que en breve celebraría su cumpleaños con una fiesta para sus amigas y que le daba pena que vieran a los mugrositos viviendo tan cerca.
Fue así que el rey llamó al poderoso mago de la corte y le pidió solución al problema.
Aquel hechicero de inmediato respondió: No es necesario deshacerse de ellos, simplemente los ocultaremos por el tiempo que duren los festejos. Acto seguido realizó conjuros, invocaciones y toda suerte de peripecias hasta que finalmente comenzaron a caer una especie de plumas blancas del cielo.
Cuando el rey y su hija tocaron aquella materia la sintieron fría al tacto, a lo que el mago real comentó: Caerá hasta cubrir las casas de los pobres del reino, congelará los charcos de agua sucia, esconderá la inmundicia de los caballos y con el frío los pobres evitarán salir de sus chozas. Además el blanco es el color de la temporada.
Al escuchar esto, el rey se regocijó, la princesa adornó el castillo para las visitas y tuvo la mejor de las fiestas que jamás se hubiera ofrecido.
Es por eso que cada diciembre, todo se pinta de blanco, para recordar aquella célebre ocasión en la que todo lució bien fashion.
Felices fiestas.