martes, octubre 24, 2006

Metropolitano

Bajan…

Repentinamente mi hijo se vio aquejado por la terrible e infecciosa idea de subirse al transporte público.

Su madre sonrie ante la idea, mientras me hago el loco para ocultar los aterradores pensamientos que me agobian.

Un día en autobus, después el metro y cuando te das cuenta, tu hijo ya es músico, poeta o alguna de esas pseudo ocupaciones que dan mucho de qué hablar y poco de comer.

Sólo falta que diga que al crecer piensa casarse con una fea.


No mientras yo viva. Faltaba más.

Etiquetas: