Ciudad de la esperanza

No tienes idea de lo mucho que disfruto al ver tu ciudad violada por las huestes del mesías anencéfalo.

Resulta por demás entretenido saber que los que apoyaron las aspiraciones de tan “excelso estadista”, están recibiendo el justo pago por su abnegada aportación.

Ahora, mientras pasan horas sentados en sus vehículos, les sobra tiempo para recapacitar sobre la condición humana. Una cosa es apoyar un proyecto justo y otra muy diferente meter las manos al fuego por un esquizofrénico mal atendido.


Tu lo apoyaste, le diste alas, convenciste a los tuyos de venerar al hombre.


Ya deberías saber que la única forma de crecer, superarte y obtener lo que deseas, es trabajando. Ese es un verdadero proyecto.

Querías todo gratis?

Es justo que pagues el precio.