Tus impuestos trabajando

De poco sirve ya ser político. Cada movimiento es analizado por tus opositores, a donde vayas todos te reconocen, siempre intranquilo, cuidándote de lo que podrían hacer los otros, no te preocupa servir a aquellos que en teoría deberías cuidar, tu única obsesión es no distraerte y que alguien más corrupto te quite del camino.

Entonces... qué hacer?

Sencillo. Si eres dueño del político, o mejor aún, si eres dueño de varios, comprobarás lo fácil que resulta cumplir tus caprichos, abrir puertas, quitar candados, limpiar caminos, etc.

Recuerda, no hace falta tener una mina de oro cuando eres dueño del hombre que la posee.

Entonces, con toda tranquilidad puedes sentarte a contemplar cómo las cosas suceden según tus designios, mientras pones tu mejor cara de idiota; como si no pasara nada.


Todo desde la sombra del anonimato