Conductor designado

Pongo un six de cerveza en la parte trasera y sin pensarlo tomo asiento. Enciendo el motor y lo escucho rugir, perfecto. Alcanzo una lata y la destapo con calma, bebo un poco y busco la hora en mi reloj.

No hay tiempo qué perder. Finalmente suelto el freno y piso el acelerador hasta el fondo. Rápidamente adquiero velocidad mientras sigo bebiendo bajo el sol agobiante. Una curva, luego otra, después de un rato es necesidad destapar otra cerveza, cosa que hago sin demora.

Juego de niños, conozco el camino a la perfección. Esquivo los obstáculos con maestría y a ratos incluso retiro la mirada del camino.

Repentinamente mi hijo pregunta sobre la posibilidad de permitirle conducir.

No hay problema. Me detengo y le cedo el lugar. Me ha visto antes y es poco lo que puedo enseñarle. Quita el freno y acelera mientras lo veo alejarse.

Tomo asiento en una silla del jardín mientras lo observo cortar el pasto.

Es un trabajo duro, pero alguien debe hacerlo.