Eterna juventud
Esta carta es para ti.
A ti que siempre me envías docenas de correos ofreciendo viagra, cialis y otras maravillas de la medicina moderna con la promesa de levantar titánicos monumentos incluso desde el inframundo, sin olvidar otras hazañas como la posibilidad de impresionar a mi novia con eyaculaciones tan poderosas como para derribar puertas, o tan abundantes que bien podría fundar una lechería.
El futuro se aproxima y posiblemente en algunos lustros masticaré viagra como si fueran chicles, pero no, en este preciso momento de mi vida no necesito ayuda externa.
Puedo levantar a mi amada sin usar las manos y las puertas de la casa están reforzadas.
Ahora que lo sabes te pido que remuevas mi dirección de tu lista de envíos y esperes con paciencia a que llegue ese día.
Y no, tampoco me interesa recibir spam sobre nuevos productos para controlar el spam.
Hasta entonces.
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